Bajas en calorías: ideales para sumar sabor y textura sin aportar demasiadas calorías.
Ricas en fibra: ayudan a la digestión, mejoran la saciedad y favorecen el tránsito intestinal.
Fuente de antioxidantes: contienen compuestos como nasunina, que ayudan a proteger las células.
Aportan vitaminas y minerales: principalmente vitaminas del grupo B, potasio y magnesio.
Condimentadas de forma natural: combinadas con aceite, ajo, especias o hierbas, aportan sabor sin necesidad de ultraprocesados.
Versátiles y listas para usar: son una opción práctica y nutritiva para incorporar vegetales.
Picadas y antipastos: combinan perfecto con aceitunas, pickles, quesos y panes.
Sandwiches y wraps: aportan textura suave y un sabor especiado delicioso.
Ensaladas: se pueden agregar frías o a temperatura ambiente para sumar sabor.
Acompañamiento: ideales como guarnición de carnes, pollo, pescado o platos vegetarianos.
Platos mediterráneos: perfectas para bruschettas, mezze o bowls con hummus y tabule.
Pastas y arroces: dan un toque gourmet sin necesidad de cocinar desde cero.
Pizzas y focaccias: excelentes como topping vegetal.
En tapas o tortillas: combinan muy bien con huevo, vegetales y legumbres.
