Bajos en calorías: suman mucho sabor sin aportar demasiadas calorías.
Aporte equilibrado de dulce y ácido: ideal para realzar preparaciones sin necesidad de agregar salsas extras.
Contienen vitaminas y minerales: pequeñas cantidades de vitamina K, potasio y antioxidantes.
Favorecen la digestión: gracias al vinagre y a las especias naturales del encurtido.
Aumentan la saciedad: su textura crocante ayuda a controlar antojos y picoteos.
Realzan sabores: el toque agridulce equilibra comidas saladas, grasosas o picantes.
En sándwiches y hamburguesas: aportan crocante y un sabor agridulce delicioso.
Picadas y antipastos: combinan perfecto con quesos, fiambres, panes y otros encurtidos.
En ensaladas: especialmente en ensalada rusa, de papas, coleslaw o ensaladas de pollo.
Para aderezos y salsas: picados finos para preparar tártara, mayonesa saborizada o vinagretas.
En wraps y tacos: ofrecen un contraste dulce-ácido ideal.
Acompañamiento de carnes: combinan muy bien con carnes asadas, fiambres, milanesas o pollo.
En platos fríos: vitel toné, fiambres, entrantes y tablas de vegetales.
Snacks rápidos: solos o con galletas, pan o quesos suaves.
