Sabor más profundo y balanceado: al ser de mejor calidad y fermentación más cuidada, tiene un umami más suave, complejo y natural.
Menor contenido de aditivos: las variedades premium suelen ser más puras, sin colorantes ni saborizantes artificiales.
Mejor digestibilidad: el proceso de fermentación tradicional puede favorecer la digestión y la salud intestinal.
Mayor concentración de aminoácidos: gracias a la fermentación lenta, aporta compuestos beneficiosos para el organismo.
Más aroma y menos salinidad percibida: permite usar menos cantidad y obtener un sabor más refinado.
(Igualmente, contiene sodio, por lo que es importante usarla con moderación.)
Marinadas gourmet: perfecta para carnes, pescados, tofu o vegetales, aportando un sabor más intenso y elegante.
Salsas y dips: ideal para preparar teriyaki casera, aderezos cremosos, vinagretas orientales o mayonesa saborizada.
Platos al wok: realza salteados de verduras, fideos asiáticos, arroz frito o preparaciones estilo oriental.
Sushi y sashimi: por su calidad, es la mejor opción para acompañar platos japoneses finos.
Caldos y sopas: mejora el sabor de ramen, miso y caldos vegetales sin opacar otros ingredientes.
Glaseados: combina muy bien con miel, jengibre, ajo o sésamo para preparar glaseados para horno o grill.
Platos veganos: realza vegetales, legumbres, tofu y seitan aportando profundidad umami.
